Se fascinó con la literatura fantástica y los filmes apocalípticos y luego desarrolló su estilo en talleres de creatividad literaria y participando en organizaciones de jóvenes escritores. Sin embargo, el escritor en ciernes tuvo que hacer todo tipo de trabajos para costear su carrera y su pasión; desde transportar billares, lavar platos y distribuir gas, hasta trabajar como obrero en una planta siderúrgica.
Desde sus cuentos en "Negocios" hasta su primera novela, "La breve y maravillosa vida de Óscar Wao" (que le tardó 11 años terminar y que luego del premio será llevada al cine), está presente en cada página la eterna lucha del inmigrante por adaptarse a un nuevo mundo y sobrevivir al peso de lo que dejó atrás. Pero las obras de Díaz, en su mayoría cuentos cortos publicados en revistas literarias y antologías, no son un compendio de quejas sobre lo difícil que es vivir en otro país.
Uno de sus críticos dice, precisamente, que "La breve y maravillosa vida..." es la historia de una familia de inmigrantes, escrita para gente que no lee historias de familias de inmigrantes. (Fuente).
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