Michigan, Massachusetts. Liam Hoekstra es fortísimo con sólo un año y medio. En su casa le llaman Hulk, Hércules y Terminator. Corre como el viento, tiene la agilidad de un gato, levanta muebles que la mayoría de los niños de su edad no podrían ni empujar un centímetro y come como si no fuera a existir el mañana. Es tan extraña su condición, que los médicos desconocen si hay más casos como el suyo.Liam nació con cuatro semanas de antelación y muchos problemas médicos. Vino al mundo con un pequeño agujero en su corazón, un eczema, unos riñones más grandes de la cuenta y una alergia a la lactosa que le hacía vomitar varias veces al día.
Tal era la preocupación de su madre que decidió darlo en adopción. Por suerte para él, fue adoptado por los Hoekstra, médicos de profesión que rápidamente le curaron. La sorpresa llegó más tarde. Sus padres adoptivos se dieron cuenta de que era un niño absolutamente insaciable. Comía de forma exagerada, seis veces al día y no engordaba ni un gramo.
Pronto se dieron cuenta de que tenía que ver con una rara enfermedad genética basada en la hipertrofia de un músculo de su pierna. Todo lo acumulaba en forma de músculo en piernas y brazos.
El único sueño de su padre es que Liam algún día se convierta en un jugador del equipo de fútbol de la Universidad de Michigan. Y eso que con la fuerza que tiene podría tener todo el mundo a sus pies.
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