Ciudad del Vaticano. EFE.
En un editorial titulado "Para que no ocurra nunca más", encargado al teólogo Marco Doldi, el órgano de los obispos italianos señaló que tras la muerte de Eluana -a la que se había suspendido ya la alimentación e hidratación que le llegaba a través de una sonda- "estamos todos más solos" y corre un aire de "inseguridad".
"Por supuesto que el caso no se puede dar por cerrado. Se impone a todos una reflexión grave y meditada. Pero mientras tanto hay que decir que Eluana no ha muerto sola: la ha matado quien la ha privado de comida y de agua. La suya no ha sido una muerte natural y por ello quien lo ha hecho o facilitado tiene una gran responsabilidad ante Dios y la sociedad", afirmó Doldi.
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