Una faena que a los humanos nos toma más tiempo realizar y no siempre acertamos.
El estudio, dirigido por la profesora Elva Robinson, se pudo hacer gracias a la colocación en las hormigas de minúsculos emisores de radio-frecuencia (2,000 veces más pequeños que un sello de correos) que permitieron rastrearlas en su búsqueda de hormiguero.
Los investigadores vieron que la colonia estudiada, de la especie hormigas de roca o "Temnothorax albipennis", tenía un comportamiento altamente desarrollado a la hora de buscar un nuevo hormiguero cuando las circunstancias le obligaban a emigrar.
En primer lugar, un grupo de hormigas exploradoras son enviadas a buscar nuevos hormigueros y a evaluar el mejor emplazamiento. Cuando las exploradoras consideran que lo han encontrado regresan y acompañan a otras a los lugares que se han tomado en consideración hasta que se alcanza el suficiente "quórum" para trasladar a toda la colonia hasta el lugar.
En la investigación se trabajó con dos hormigueros, el peor y más cercano, y el mejor y más lejano, y se comprobó que aproximadamente la mitad (41 por ciento) de las hormigas que primero visitaron el más cercano se decidieron por el más lejano, mientras que sólo un 3 por ciento hicieron el proceso a la inversa.
"Las hormigas por contra son capaces de hacer una evaluación absoluta sobre la calidad del hormiguero que no está sujeta a estos riesgos y sortean la necesidad de memorizar y comparar cada sitio visitado", añade Robinson, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista "Proceedings of The Royal Society B" y repruducido en ElCaribecdn.com.
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