
Los recientes crímenes han sido al parecer obra de milicianos chiítas armados y familiares de las víctimas. AI denuncia que tres de estos muertos fueron encontrados en la zona chií de Sadr City la semana pasada. A dos de ellos le habían atado trozos de papel con la palabra "pervertido", según publica ABC.es.
La carta de la organización también señala a líderes religiosos que incitan a la violencia contra los miembros de la comunidad gay de Bagdad, y apunta a los mensajes de un alto cargo de la policía que anima a perseguir a los homosexuales. Amnistia Internacional pide al gobierno que lleve a los responsables de los asesinatos ante la justicia y que proteja a víctimas como Hussein, que hace un tiempo declaraba a la BBC: "Ya no quiero ser gay. Tengo miedo cuando salgo a comprar pan. Y cuando llaman al timbre, creo que vienen por mi".
Es el miedo de Hussein y de otros como él en la capital iraquí, que culpan del aumento de la violencia contra este colectivo a la influencia de líderes religiosos y las milicias extremistas en el país desde la caída de Sadam Husein y la invasión estadounidense.
El Islam considera como un pecado la homosexualidad. "Aquellos que cometen sodomía deben morir de la forma más dura", ha llegado a afirmar (en la sección árabe sobre moralidad) una web de la ciudad iraní de Qom en nombre del Ayatolá Sistani, el líder espiritual chiíta.
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