
Yekaterina miró espantada a su esposo caer por la ventanana de la cocina de su departamento. Alexei, por su parte, no sólo cayó como un saco de papas, sino, que después volvió a subir a su casa por sus propios pies; al llegar su mujer lo regañaba mientras llamaba a una ambulancia y volvió a repetir la hazaña.
"No sé por qué me tiré la primera vez. Pero cuando subí, escuchar a mi esposa gritando enojada me hizo pensar que debía abandonar la habitación de nuevo. Sé que fui muy afortunado", explicó. El hombre que juró abandonar la bebida no sufrió más que cortes y moretones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario