
El señor Selig, pide se revele la lista para poner fin a especulaciones innecesarias que sólo dañan la imagen del juego y de muchos de sus jugadores.
Inmediatamente surgiere se decrete una amnistía e imponga un sistema de sanciones en serio, que muestre verdadera voluntad de eliminar este flagelo del mejor béisbol del mundo.
Porque los castigos previstos ahora son burlescos, irrespetuosos con aquellos peloteros que han resistido las tentaciones y decidido competir basados en su talento natural.
Es más, si el béisbol está interesado en regresar a los Juegos Olímpicos, el adoptar el sistema de sanciones por dopaje del COI es un buen paso: dos años de castigo para la primera infracción y suspensión de por vida para los reincidentes.
Borrón y cuenta nueva, amnistía total y mano dura, durísima a partir de entonces con los tramposos.
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