Las megadivas fueron chicas patentizadas y lanzadas al estrellato farandulero por el creativo empresario artístico Luis Medrano, siempre bellas, a contrapelo del bisturí (instrumento de majestades) o el láser médico que curó imperfecciones físicas a costillas de chequeras o plásticos crediticios que dejaron en la quiebra a celebridades empresariales deslumbrados por el mágico olor del Channel No.5.
Sus boletos para ir al concierto de la celebridad artística del momento siempre fueron VIP (very important person, señores) y una de ellas hasta logró que Luismi se rindiera a sus pies, aunque esto sólo pasó por la mente de otro estratega de la farándula más etilítica. De sus carros ni hablar, y sus marcas fashionistas dieron pie a los comentarios más inverosímiles que vanidad alguna pueda sugerir.
¡Megadiva! Especie casi en extinción hoy revivida por la magia del celuloide que se filma, de la mano de Roberto Ángel Salcedo, quizás inspirado en las vivencias inolvidables de estas mujeres dignas de una saga hollywoodense. (Fuente).
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