
Los autores del estudio, dirigido por Alfredo Martínez, utilizaron una batería de pruebas para entender el funcionamiento del cerebro de los ratones a los que les faltaba la adrenomedulina. Según Martínez, gracias a esta investigación se ha detectado que muchos de los defectos psicológicos observados en los ratones sin adrenomedulina se corrigen con la edad, de manera que «en individuos de más de seis meses -unos 30 años en humanos- no se aprecian diferencias en animales con o sin el gen».
Los investigadores habían descrito con anterioridad que el cerebro en condiciones normales presenta niveles altos de adrenomedulina. Los trabajos realizados hasta ahora por este equipo indican que la adrenomedulina es un factor que protege al cerebro tanto frente a las agresiones externas (isquemias, traumatismos, etc. ), como a las internas (exceso de estrés y ansiedad).
El objetivo es hallar fármacos que aumenten la acción de la adrenomedulina y frenar el daño producido por el estrés. (Fuente).
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