Cuando en las copias manuscritas de textos que se realizaban en los monasterios aparecían dos n seguidas era habitual que se confundieran con una m.Para evitar esto, colocaron una n más pequeña sobre la otra n.
Luego, con el paso del tiempo, ese carácter se fue transformado hasta que se convertió en la ñ que todos conocemos.
Gracias a nuestro colaborador Carlos Rodriguez.
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