
El amigo se puso a explicarle sus problemas personales y la ingesta de alcohol hizo que su estado de ebriedad aumentara progresivamente, pero eso no le impedía seguir hablando. Sin saber ya qué hacer, la anfitriona a la fuerza llamó al número de emergencias.
Sin embargo, los servicios sanitarios se negaron a llevarse al amigo, por lo que la sufrida mujer telefoneó a la policía. Los agentes se llevaron al pesado amigo y lo dejaron en su domicilio.
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