Varios peloteros dominicanos, encabezados por David Ortiz a la cabeza, están amenazando con boicotear el II Clásico Mundial de béisbol si Santo Domingo no es sede de uno de los grupos del evento.
Los quisqueyanos alegan que República Dominicana se ha ganado ese derecho por que cada vez es más creciente la presencia de sus jugadores en el mejor béisbol del mundo.La demanda, quizás en otro momento, podría ser absolutamente legítima. Pero en la actualidad, es, cuando menos, un pataleo irresponsable.
El Clásico Mundial es un evento que todavía está en pañales, que necesita del concurso de todas las potencias beisboleras para solidificarse y convertirse en un evento al estilo de la Copa Mundial de fútbol. Lo que menos se necesita ahora es una perreta infantil que le reste color a la competencia.
¿Qué los dominicanos tienen derecho a exigir ser sede? Discutible. Nadie pone en duda la calidad de los beisbolistas que produce Santo Domingo. De hecho, no hay equipo en las Mayores que pueda prescindir de los servicios de jugadores de ese país, pero si ni siquiera llegaron a la final del primer Clásico, cuando se esperaba que ellos y Estados Unidos disputaran el choque por la medalla de oro. Además, si todos los países se ponen a alegar sus derechos, arreglados estamos.
¿Qué tal si Cuba también se pone a pedir una sede? Los cubanos podrían argumentar su tradición beisbolera, que supera por mucho a cualquier otra nación después de Estados Unidos. Ya en 1871, un cubano, Enrique Esteban Bellán, estaba jugando en Norteamérica cuando aún no se había lanzado la primera pelota en el Caribe.
Gracias al Ing. Gustavo A. Tejeda colaborador nuestro.
El Clásico Mundial es un evento que todavía está en pañales, que necesita del concurso de todas las potencias beisboleras para solidificarse y convertirse en un evento al estilo de la Copa Mundial de fútbol. Lo que menos se necesita ahora es una perreta infantil que le reste color a la competencia.
¿Qué los dominicanos tienen derecho a exigir ser sede? Discutible. Nadie pone en duda la calidad de los beisbolistas que produce Santo Domingo. De hecho, no hay equipo en las Mayores que pueda prescindir de los servicios de jugadores de ese país, pero si ni siquiera llegaron a la final del primer Clásico, cuando se esperaba que ellos y Estados Unidos disputaran el choque por la medalla de oro. Además, si todos los países se ponen a alegar sus derechos, arreglados estamos.
¿Qué tal si Cuba también se pone a pedir una sede? Los cubanos podrían argumentar su tradición beisbolera, que supera por mucho a cualquier otra nación después de Estados Unidos. Ya en 1871, un cubano, Enrique Esteban Bellán, estaba jugando en Norteamérica cuando aún no se había lanzado la primera pelota en el Caribe.
Gracias al Ing. Gustavo A. Tejeda colaborador nuestro.
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