Japón, uno de los países tecnológicamente más avanzado del mundo, cuenta ya con sepulturas conectadas, mediante códigos de barras que se le ponen a las tumbas, y que se leen o escanean a través de teléfonos móviles para ofrecer información sobre el finado, desde su biografía, sus preferencias, fotografías a cualquier otro detalle de su personalidad. De la misma forma, el sistema permite depositar en las tumbas condolencias de los amigos y reflexiones sobre el ser querido.
La empresa fabricante las llama Tumbas con Vistas sobre el perfil del fallecido; otros las consideran un símbolo de los tiempos que corren. La tumba ya no se limita a un lugar en el que depositar restos mortales, quemar incienso y dejar flores una vez al año. El breve epitafio puede pasar a mejor vida en favor de un discurso sin fin del finado, con las imágenes más estimulantes de su vida.
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