El cadáver de la joven Loyda Emilia Burgos Rosa, quien era hija de Juliana Rosa y Juanito Burgos, fue sepultado ayer en el cementerio de la zona por recomendaciones de médicos y autoridades.
La niña falleció el sábado y fue sepultada el domingo, pero poco después fue desenterrada porque sus parientes y personas de la comunidad alegaban que ella estaba viva.
Familiares y personas que asistieron al velatorio afirman que a pesar de que la joven tenía cuatro días de muerta, su cuerpo estaba blando y sudoroso y que incluso abrió los ojos.
Sin embargo, cuentan que el domingo el cadáver no se había puesto tieso, sudaba y hay personas, incluyendo parientes que alegan que abrió los ojos, lo que ha provocado que los lugareños den riendas sueltas a la imaginación y comenzaron atribuirle el hecho a actos de brujería o hechicería.
No obstante, el experticio médico entregado a los familiares de la menor indica que tras practicársele una necropsia, la misma habría muerto por intoxicación con propanol, un derivado del etanol que se utiliza como medicamento antiséptico y como gas fluido en la fabricación de acetona, pegamento y otros materiales tóxicos. (Fuente).
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